La tradición tiene variados aspectos de gran valor, pero gran parte de la tradición es errónea y ha generado conflicto, ha generado división desde variados aspectos y para no extenderme podría mencionar la división religiosa que genera guerras, la división de razas que genera inconvenientes como la socialización y la ausencia de equidad, y obviamente entre muchas otras tenemos la errónea tradición de que un hombre es masculino y no femenino y que una mujer es femenina y nada masculina, crazo error que le entregamos aún a nuestra bío regulación química al procesar un mandato incoherente que no nutre de emociones sutiles a nuestras células que si cumplen funciones desde lo femenino y lo masculino.

No se trata de renunciar a tu género, se trata de que, aun siendo hombre, tengas la capacidad de amar, tengas la capacidad de ser sutil, compasivo, tierno, comprensivo, seas capaz de llorar cuando la situación lo amerite, seas capaz más que de ser un macho, ser un caballero, uno cordial, decente, respetuoso, buen hijo, buen ciudadano, buen padre, buen guía, buen amante, buen hombre.

Por supuesto, la luna, venus, mercurio por el lado femenino, y por el otro marte el sol por el lado masculino, así como los nodos lunares, los yogas planetarios, la variedad conjunciones y demás aspectos de la astrología nos dan pautas e indicaciones de que tan fácil o complejo tenemos el rol de la sensibilidad femenina o no y precisamente estará relacionado con situaciones karmáticas que debemos comprender y trascender y es allí donde la carta natal nos arroja información valiosa de nuestro proceso evolutivo y un tanto sobre el porqué somos como somos en este nivel de existencia material, pero entre más rápido lo comprendas y vibres sin temor en la frecuencia del amor más grácil, pleno y dichoso será tu caminar hacia el despertar de consciencia.