El estrés es normal, es quizás un gran mecanismo de defensa que lleva entre innumerables cosas a que nuestro cuerpo actúe, corra, pelee, se esconda, se agache, salte, o si la naturaleza de nuestro análisis mental concluye que la mejor opción es callar, insultar, mantener el silencio, etc. pueden ser la mejor opción, vemos entonces cómo cuerpo y mente actúan con el fin de protegernos.

Pero si la naturaleza del evento implica cierta crudeza, como la violación, uso de armas, catástrofe natural, fuerza bruta, etc. Lo presenciado nos lleva a un nivel de vulnerabilidad, que ni nuestra mente, ni nuestro actuar físico saben qué hacer, entonces el mecanismo de supervivencia será el quedarnos bloqueados, talvez profundamente asustados en un modo de supervivencia donde el gasto de energía será mínimo, porque no sabemos cuanto durara, no sabemos el porqué, no sabemos nada, ya no hay conexión cuerpo-mente-consciencia, ya se gestó la desconexión de tu cuerpo con la consciencia, aunque por la misma desconexion, no lo sabes.

Cuando lo psicológico o lo físico actúan liberan energía y al pasar o concluir el evento nos liberaremos de la condición estresante y todo puede volver a la normalidad, pero cuando no fue a través de estos mecanismos entonces caemos como en un estado de coma o estado de desconexión, en un estado de no consciencia, la energía de dicho evento no se libera y al no identificarlo, podemos quedar atrapados para toda la vida, podemos quedar con una información torturante, sofocante, incomprensible, etc. Que mantiene a tope nuestro sistema nervioso e inmunológico. Nuestro sistema inmunológico ahora atenderá algo relacionado con el impacto del miedo, quizá para toda la vida, y lo no útil es que el mismo sistema inmunológico desatenderá a las nuevas necesidades de la cotidianidad, ahora quedó atrapado en el pasado.